Teniendo en cuenta que la internacionalización de nuestras empresas, sobre todo de las pymes, es una de las claves para que la economía española despegue definitivamente, y que un porcentaje mayoritario de las ventas de éstas provengan de mercados exteriores, no es extraño sentir envidia, sana o insana, ante las cifras de exportaciones que arroja un país como Alemania. En una situación como la actual, el comercio exterior alemán justamente registra sus máximos históricos y su balanza comercial alcanzó un alza del 11% el pasado mes de marzo respecto al mismo mes del año anterior. Así no es difícil ser la locomotora de Europa.

Las cifras proporcionadas recientemente por la Oficina Federal de Estadística de Alemania, señalan que el comercio alemán alcanzó el pasado mes de marzo los niveles más altos de su historia. Esta circunstancia provocó que la balanza comercial alemana registrase un superávit de 18.900 millones de euros. Las exportaciones alemanas supusieron una cifra de negocio en el exterior de 98.300 millones de euros, lo que supone un incremento del 15,8 por ciento respecto al año anterior. Las importaciones también crecen de manera significativa, un 17%, pero la balanza comercial alemana se ve favorecida porque el total de las importaciones se queda en los 79.400 millones de euros. Ambas cifras son las más altas de la historia de Alemania.
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