La polémica que ha surgido con el caso de la comercialización de
participaciones preferentes y deuda subordinada de bancos y cajas de
ahorro supone un buen ejemplo de la importancia de la ética en las
prácticas comerciales. Este caso, calificado de estafa por afectados y
algunas asociaciones de defensa de consumidores y usuarios, ha provocado
una gran desconfianza respecto al personal comercial de la banca, e
incluso, muchos clientes han vuelto a guardar el dinero en casa. Por
otra parte, diferentes sindicatos han denunciado presiones de los
equipos directivos para intensificar la comercialización de unos
productos que no eran adecuados para los clientes a quienes se les
vendieron.
Algunas de las funciones principales del vendedor como es la
información, el asesoramiento o la voluntad de servicio se dejaron de
lado en favor del interés prioritario de colocar unos productos que,
quizás sin estas dudosas prácticas, tendrían una salida dificultosa. La
desconfianza de los afectados ha provocado que entren en las oficinas
bancarias y reprueben a los comerciales de estas entidades al grito de
"vendéis basura, y lo sabéis". En su afán por vender participaciones
preferentes y deuda subordinada, los comerciales no realizaban ni los
obligados tests de conveniencia a los que obliga este tipo de productos.
La venta de un producto inadecuado para un cliente ha sido una de las principales causas que han provocado mala imagen en
la figura del vendedor. (Artículo completo)
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