Lo que empezó como un visor de libros electrónicos se ha revelado como una revolución de la informática móvil. Las últimas versiones de las llamadas tablets, encabezadas por el optimizado iPad2, han convertido a este tipo de dispositivo en auténticos ordenadores móviles, y por tanto, en oficinas de bolsillo gracias a la inclusión de procesadores de doble núcleo, sistemas operativos específicos y memorias RAM de 1Gb y de almacenamiento muy superiores a los 32 Gb.
No hace mucho, todo directivo tenía una Blackberry. Dentro de poco sucederá lo mismo con las tablets. Con prestaciones similares a un portátil, junto con sistemas operativos como Android o el iOS de Apple, que permiten trabajar con programas de ofimática o aplicaciones específicas, han impulsado a estos artilugios como herramientas de trabajo de modo espectacular. Además, la conectividad es muy completa, con USB, Bluetooth, Wifi, acceso a redes 3G y conector HDMI para salida de vídeo, ideal para presentaciones. Incluso, el incremento de la clientela profesional ha provocado que se empiecen a dotar a estos dispositivos de teclados físicos que no aumenten ni peso ni tamaño. (Artículo completo)
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