La realidad es testaruda, y sigue confirmando que en el comercio los más débiles siguen siendo los más pequeños. Pero también que el pequeño comercio tiene un funcionamiento que entronca más con principios sociales y vertebradores que la gran distribución. Mientras el pequeño comercio es el que más ventas ha perdido durante este período de crisis, también es el que mejor ha conservado el empleo. No obstante, no son buenos tiempos para el comercio en general. Las ventas minorista llevan 17 meses consecutivos de caída, y las cifras de noviembre vuelven a demostrar que en el comercio el tamaño sí que importa, y que pesa mucho.
La caída de las ventas minoristas se ha acentuado por los malos datos económicos, las malas expectativas y el parón del ejecutivo por el cambio de gobierno. Así, en el pasado mes de noviembre el comercio minorista registró un descenso del 7,2% en su facturación. Por segmentos, las empresas unilocalizadas cayeron un 8,3%, mientras que las pequeñas cadenas lograron contener esta reducción hasta una caída del 7,6%. Por su parte, las grandes cadenas consiguieron cerrar el mes con una bajada de tan sólo del 2,7%. A pesar de estos números, el pequeño comercio presenta una tasa de ocupación más estable que la gran distribución, sobre todo en los establecimientos de carácter familiar o de autónomos, que incluso mantienen niveles de empleo en positivo. (Artículo completo)